A medida que la ganadería cobra importancia se desarrollan núcleos de población acerca de los pastos de altura. Ellos suponen, además, la organización del territorio en quiñones y la posterior concesión de privilegios por Pedro IV en el siglo XIV.
Los quiñones desaparecieron oficialmente en 1836. Hasta 1990, la población del valle sufre altibajos que llevan a un máximo parcial. Posteriormente desciende con la inmigración a Francia.
En 1970 se construye el embalse y se expropian las tierras de labor del fondo del valle.
La construcción de presas y la apertura del valle al exterior acaba con el sistema ganadero y fuerza a una reestructuración de la economía, que incluye la desaparición de pueblos enteros, como Búbal, afectado por la inundación de sus más importantes praderíos.
En 1984 se inicia el Programa de Pueblos Abandonado